Curaduría del proyecto: Rosina Cazali y Cecilia Fajardo-Hill
El lago Amatitlán me genera sentimientos encontrados, esa sensación de contemplar con distancia algo hermoso que sabes que si lo tocas te contaminas...
El lago verde sucumbió a la contaminación, primero fue convertido en represa hidroeléctrica en los 70s y luego en vertedero para aguas residuales provenientes de afluentes que pasan por Ciudad Guatemala.
En el presente la economía que genera su imaginario se resiste, ha caído en desgracia, sin embargo, se aferra a los vestigios de la bella época: familias ricas en sus chalets, yates, y motos acuáticas, eso fue antes que se convirtiera en la bella cloaca cubierta de hidrilla y basura. A pesar de este declive, ahora, (sobre todo los fines de semana) el pueblo de Amatitlán está abarrotado de turistas provenientes de los estratos bajos de la ciudad de Guatemala que vienen a pasar un rato ameno con sus familias, comerse una mojarra frita y por supuesto hacer el respectivo paseo en lancha.
Me interesa la virtualidad en estas relaciones con el paisaje, la belleza basada en la negación....no lo se... estoy aprensivo con la idea de crear abstracciones usando la hidrilla del lago como pigmento, hacer dibujos por inmersión, pintar un zócalo en las paredes y registrar esas acciones como evidencia de su origen decadente.
Registro de la acción en el lago:
fotos: Byron Marmol
foto:Kathya Archila |
No hay comentarios:
Publicar un comentario