"Adán Vallecillo concibe su trabajo como una práctica exploratoria
y performativa: durante su estancia en Venecia se comunicó con los vendedores
ambulantes (casi siempre en condición de ilegalidad) como aquellos que ofrecen
bolsos falsificados o caramelos y juguetes que al aplastarse vuelven a tomar
forma de animales fluorescentes). Ha buscado poner
de manifiesto las huellas de la ciudad en su existencia contemporánea,
fotografiando los deshechos dejados por las palomas y por los turistas en la
Plaza San Marcos, pintando piezas rectangulares con los pigmentos recabados; el
polvo de diferentes lugares de la ciudad, los fragmentos de ladrillo, musgo y
algas. En su proceder a través de las relaciones interpersonales,
con las costumbres y con los lugares, el artista se ha comportado como un
viajero que observa y toma de su viaje lo que de la ciudad se desprende. Esta es su manera
no sólo de observar Venecia, sino su modo de recorrer el mundo en busca de un
paisaje anti-retórico y construido por indicios”.
Angela Vettese, Venecia, 2013 (Crítica de Arte)
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